En 2012, el Consejo General de
Educación (CGE), a través de la
Dirección de Educación Técnico Profesional, incrementó en más
de 200 horas reloj las prácticas profesionalizantes para cada especialidad. La
medida alcanza las escuelas técnicas, agrotécnicas y centros de formación
profesional.
Su importancia radica en que
«dichas prácticas son una clara oportunidad para vincular a la institución
educativa con el sistema socio productivo del entorno», al decir del titular
del área, Humberto José.
De esta manera se completa el
noveno bloque de horas cátedras, conforme a la continuidad de la implementación
de la nueva estructura curricular para diferentes tecnicaturas del nivel
secundario.
Por su parte, la titular del CGE,
Graciela Bar, resaltó que dichas prácticas son «estrategias formativas
integradas en la propuesta curricular, con el propósito de que los alumnos
consoliden, integren y amplíen las capacidades y saberes que se corresponden
con el perfil profesional en el que se están formando».
Aclaró que son organizadas «por
la institución educativa, referenciadas en situaciones de trabajo y
desarrolladas dentro y/o fuera de la escuela».
La implementación de las
prácticas profesionalizantes (o de formación) fue aprobada mediante la Resolución N º
1.277/10 CGE, en la que se establecen sus criterios y finalidades.
«El objetivo fundamental es poner
en práctica saberes profesionales significativos sobre procesos
socio-productivos de bienes y servicios que tengan afinidad con el futuro
entorno de trabajo de los jóvenes, en cuanto a su sustento
científico-tecnológico y técnico», explicó Humberto José.
Puntualizó que «su desarrollo
supone el compromiso presencial de formación por parte de los alumnos, en más
de 200 horas reloj por especialidad completa del nivel secundario y en un
régimen de tres horas cátedras semanales para los estudiantes que cursan el 5°,
6° y 7° año del ciclo superior».
«Además, contempla la
intensificación y ampliación de los acompañamientos técnico-didácticos y
capacitaciones respectivas para los docentes tutores que se encuentran a cargo
de las prácticas profesionalizantes», acotó el funcionario.
Respecto a su implicancia
institucional, valoró que «son una posibilidad de romper el aislamiento y la
desconexión entre la escuela y las organizaciones de diverso tipo del sector
socioproductivo», preparando a los jóvenes para insertarse en el mercado
laboral en un futuro próximo.
Modalidades
Consultado sobre los formatos que
pueden asumir estas prácticas, el profesor detalló que «pueden ser diferentes,
siempre y cuando mantengan con claridad los fines formativos y criterios que se
persiguen con su realización».
Entre ellos, enumeró lo
siguiente:
a) Pasantías en empresas,
organismos estatales o privados o en organizaciones no gubernamentales.
b) Proyectos productivos
articulados entre la escuela y otras instituciones o entidades.
c) Proyectos didácticos /
productivos institucionales orientados a satisfacer demandas específicas de
determinada producción de bienes o servicios o destinados a satisfacer
necesidades de la propia institución escolar.
d) Emprendimientos a cargo de los
alumnos.
e) Organización y desarrollo de
actividades y/o proyectos de apoyo en tareas técnico profesionales demandadas
por la comunidad.
f) Diseño de proyectos para
responder a necesidades o problemáticas puntuales de la localidad o la región.
g) Alternancia de los alumnos
entre la institución educativa y ámbitos del entorno socio productivo local
para el desarrollo de actividades productivas.
h) Propuestas formativas
organizadas a través de sistemas duales.
i) Empresas simuladas.
Un papel clave
José señaló que el gobernador
Sergio Urribarri, al referirse al tema, destacó el «papel clave» que tiene la
formación técnico profesional «en la lucha por la igualdad de oportunidades».
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