Los trabajos de Rubén Cervini – Emilio Tenti Fanfani y de Simón Schwartzman confirman lo anterior. Sus lecturas sugieren la necesidad de considerar el contexto demográfico de la escolarización, la de abordar desde distintos ángulos y enfoques el problema de la exclusión educacional así como la persistente ambigüedad entre educación y desigualdad social. Para Cervini y Tenti se ha logrado, en los seis países analizados, la universalización aunque acompañada por altos niveles de deficiencia interna de los sistemas educativos; la repetición y los bajos aprendizajes, fuertemente asociados, sintetizan la educación básica en América Latina de los
La lectura de los textos inspira reflexiones sobre los límites de la educación como mecanismo de ascenso social y de superación de la pobreza y sobre la complejidad de las medidas para medir y enfrentar la exclusión.
Los crecientes límites de la educación
Se ha otorgado a la educación el carácter de inversión social con las más altas tasas de beneficio, tanto para los individuos como para las sociedades. Sin embargo, una serie de factores han contribuido a debilitar la idea generalizada de que la educación formal es el mejor camino para la movilidad social y la superación de la pobreza. Uno de ellos es paradójico y motivo de los dos trabajos comentados: la impresionante expansión de la cobertura escolar ha generado un nivel cada vez más alto de educación promedio. El nivel primario para muchos era suficiente en anteriores décadas; ahora, en cambio, cuando todos – o la mayoría – egresan de la educación primaria, las desigualdades y los efectos de estas se trasladan a exigencias de nivel medio o secundario, con sus falencias y en especial los secundarios de dos y tres años para adultos, que carecen de un genuino nivel de estudios.
Otros factores limitantes para la ecuación educación = mayor movilidad social son el denominado “credencialismo” - determinados niveles educativos no garantizan por sí mismos una movilidad intergeneracional debido al más lento crecimiento de las oportunidades ocupacionales respecto de los niveles educativos alcanzados por la mayoría - y la estratificación de los establecimientos educacionales.
Son diferentes los procesos pedagógicos en centros educativos estratificados. Esto se da no sólo en la clásica oposición entre escuelas públicas y privadas, sino en sistemas públicos nacionales supuestamente homogéneos. Sólo en aquellos planteles privados a los que asiste la población escolar con mayores ingresos y en muchos países, alcanzar ese umbral educativo se traduce, con una probabilidad superior al 80%,
“en la percepción de un ingreso que permite situarse fuera de la pobreza”. Las escuelas públicas con tradición de buena enseñanza o favorecidas por proyectos generados con financiamiento explícito los alumnos se benefician de las actuales propuestas por mejorar la educación. Estas mayores posibilidades de educabilidad están lejos de los estudiantes en situación de pobreza, la gran mayoría de los cuales sobrevive en ambientes familiares sin estímulo afectivo, lúdico e intelectual y con precarios niveles de calidad de vida. Además, los sistemas educativos ofrecen una educación pobre donde las condiciones de la demanda son más desfavorables: es en ambientes pobres donde se evidencia la falta de capacidad de los padres y de las comunidades para poder exigir servicios DE MEJOR CALIDAD.
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