viernes, 30 de julio de 2010

Valioso servicio social escolar

En Bariloche, durante el receso invernal, las escuelas asumieron un papel especial de contención afectiva para los alumnos.
Merece destacarse una iniciativa desarrollada en San Carlos de Bariloche, experiencia que tuvo lugar en el espacio de algunas escuelas ubicadas en un barrio convulsionado por conflictos sociales. En ese escenario, durante el receso invernal las escuelas asumieron un papel muy especial de contención afectiva para los alumnos.
Como se recordará, en un área de la ciudad de Bariloche, semanas atrás ocurrieron violentos enfrentamientos de los vecinos con la policía, a causa de un episodio en el cual falleció un adolescente de 15 años, víctima de un disparo atribuido al personal policial. La reacción popular produjo nuevos choques con desenlace funesto para otros dos jóvenes. Si bien la situación se superó con esfuerzo, se mantuvo latente un clima de tensión. La cercanía de las vacaciones invernales abría posibilidades de nuevos conflictos.
Surgió entonces la idea de ofrecer a los chicos la realización de actividades no curriculares, que los convocasen y ocupasen constructivamente. Desde luego, las escuelas fueron elegidas como el espacio deseable para llevar adelante un proyecto formulado por organizaciones e instituciones locales.
De ese modo, con el apoyo del Ministerio de Educación provincial, los establecimientos escolares se abrieron a los alumnos con un programa de promoción del deporte, la recreación, la expresión corporal y la iniciación artística en el campo de la música y el canto. La respuesta de las familias fue muy favorable, y los chicos de entre 4 y 12 años asistieron con entusiasmo a los talleres organizados para estimular amenamente aptitudes y habilidades. Por otra parte, a esos alumnos se les continuó brindando una dieta que disipó la inquietud de numerosos padres y madres que, por sus horarios de trabajo o por falta de recursos, no podían atender a sus hijos.
Esta experiencia debe ser conocida y alentada su implementación en otras áreas del país, no sólo en el nivel primario, sino también en el secundario, en zonas donde campean el hambre, la violencia, la droga y el delito. Hay antecedentes valiosos de realizaciones como la comentada, aquí y en el extranjero. Sería menester estudiar la posibilidad de sistematizarlas y avanzar progresivamente en su generalización para beneficio de muchos menores que lo necesitan. Cuando las buenas ideas, y las buenas realizaciones, como en este caso, son difundidas como corresponde, no sólo permitirán ser imitadas con buenos resultados, sino también dar un mensaje positivo a toda la comunidad.

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