viernes, 27 de marzo de 2015

MALESTAR, CONFLICTO Y CRISIS EN LAS ORGANIZACIONES


Las instituciones son el campo de acción de los sujetos, los grupos y lo colectivo; son productoras y producto de procesos. Cada organización institucional desarrolla sus propias lógicas según la diversidad de funciones que tienen creando una cultura y un estilo institucional y los actores con sus prácticas cotidianas las constituyen, las sostienen y las cambian.Esta característica de las organizaciones, la instancia de los sujetos constituyéndolas implica aceptar que hay parte de nosotros puestas allí (actos, relaciones, afectos) y esas partes no nos pertenecen en propiedad.Esta relación entre el sujeto y la organización institucional es fuente básica de tensión, de malestar y de disputa. Algunas veces esta relación está alimentada por la ilusión, desde una visión individualizada, que la organización está hecha para cada uno de nosotros personalmente o “que es propiedad de un amo anónimo o encarnado en alguien con poder” (R.Kaes) Probablemente hoy, dada la situación de contexto general de nuestras organizaciones, vemos con claridad que el malestar y el conflicto son parte de la vida cotidiana de los grupos, organizaciones y de los sujetos que actúan en ellas.
Los sujetos están unidos a las organizaciones por lazos de necesidad mutua, las instituciones y organizaciones siempre están presentes en el interior de los sujetos, muchas veces promoviendo su identificación; pero sin embargo ni la organización, ni la cultura institucional pueden determinar por completo la conducta institucional de los sujetos, sus posicionamientos dentro y respecto de ella. El sujeto muchas veces se resiste, busca o defiende su derecho a la libertad individual contra el reclamo y la voluntad de lo colectivo institucional. Otras veces lo exige de tal manera que la integridad y funcionamiento institucional se puede ver alterada. Esta contradictoria posición de los sujetos en la organización institucional es la fuente de lo que llamamos malestar institucional. El malestar, conflicto y crisis de y en la organización son tres fenómenos diferenciales en sus orígenes, causas y efectos aunque en las percepciones y vivencias de los sujetos aparezcan como uno solo, generalmente englobados como crisis.El malestar y el conflicto, son distintos, el primero es una vivencia del sujeto y los conflictos se producen entre personas y grupos, en una interacción. El malestar: es un fenómeno que se dramatiza en los sujetos, en las relaciones y vínculos de éstos con la organización y en el interior del escenario organizacional. Los conflictos también son fenómenos internos pero enfrentan individuos, grupos en instancias institucionales; también pueden presentarse como conflictos interinstitucionales (familia–escuela,institucional asistencial-institucional educativa).
Algunos autores sostienen que el conflicto es un “estado de desarmonía”; otros, que éste existe cuando ocurren actividades incompatibles.Las diferencias de creencias, ideas, opiniones y costumbres pueden o no llevar a conflictos, según cómo, dónde y cuándo las diferencias se manifiesta en la conducta de los sujetos.
Los sujetos en la organización viven el malestar y los conflictos con sufrimiento y muchas veces esta vivencia se expresa a través de la queja. Queja cuyo contenido insiste en la carencia que, más allá de que expresa una verdad en lo que respecta a los recursos materiales, se hace extensiva a carencia de contención, reconocimiento y afecto.
El malestar institucional es entonces producto de un vínculo esencialmente en tensión,fácilmente deslizable al conflicto entre los individuos y lo social, entre los individuos y lo institucional.Las relaciones y los vínculos que los sujetos entablan con las organizaciones se sitúan en un espacio donde se enfrentan necesidades, deseos y demandas, cuya concordancia en términos equitativos es imposible.
Las organizaciones reclaman para sí lo más posible del compromiso, esfuerzo, tiempo de los sujetos y a la vez éstos demandan para sí mismos tiempos, recursos, reconocimiento de sus necesidades y límites.Resulta imposible que el escenario de las organizaciones no contenga algún grado de malestar;éstos varían según los modos de resolver o vivir el conflicto.
Conflicto y malestar son dos fenómenos ineludibles y a veces alcanzan un voltaje que compromete las tareas y funcionamiento de la organización.Como efecto del malestar y del conflicto no sólo aparece la queja sino también la vivencia de insatisfacción, la improductividad, pérdida del sentido del trabajo, la apatía; en la organización escuela se da el ausentismo docente, la indisciplina y violencia de los alumnos, el fracaso escolar, repitencia (no se visualiza como cuestión institucional sino como falta de inteligencia, poco apoyo del hogar, falta de formación y de compromiso de docentes), en los hospitales la atención justa y de mala gana, entre otros aspectos a considerar.
Hay componentes estructurales que introducen condiciones que intensifican el malestar e incrementan los conflictos; se trata de condiciones materiales, recursos, bajos salarios, recursos técnicos y de conocimiento, modos de organizar el trabajo, acceso a la información, distribución del poder de decisión, etc.. No todos los espacios institucionales tienen el mismo nivel de malestar y conflicto, ni son iguales los contenidos, los objetos de disputa, ni sus efectos como tampoco las posibilidades de transformación son similares.
Éugene Enríquez hace una distinción entre las instituciones de existencia y las de producción.
Las de existencia se centran en las relaciones humanas y responden a necesidades básicascomo educación y salud; y en las organizaciones donde éstas se materializan, es donde se visualizan los conflictos con mayor frecuencia e intensidad y son éstas organizaciones las que demandan análisis e intervención institucional. Disminuyen en las instituciones de producción (empresas) donde las relaciones que predominan son las económicas. Éstas demandan muy ocas veces la realización de un análisis desde las teorías institucionalistas. El análisis de organizaciones productivas tienen sentido si permite generar conocimientos que aumenten la
racionalidad y la eficiencia.
G. Frigerio y M. Poggi agrupan los conflictos según su carácter, como:Previsibles: Son conflictos recurrentes en las instituciones, es decir que se puede anticipar su aparición. Estos conflictos suelen alterar el funcionamiento de la cotidianidad, pero no necesariamente conllevan o aportan alguna novedad; por ejemplo aquellos relacionados con los planos de clivaje o los que resultan de las zonas de incertidumbre dejadas por las normas, sobre las cuales los sujetos no siempre coinciden en sus interpretaciones.
Imponderables: Son aquellos conflictos que hacen irrupción y son novedosos en las instituciones. Pueden adquirir un carácter retroversivo, es decir formular un deseo de retorno a momentos previos a la historia institucional o por el contrario tener un carácter proversivo o sea proponer un proyecto innovador para la institución.
Para L. Garay “el malestar, conflicto y crisis son tres fenómenos constitutivos de la dinámica institucionales que remiten en su origen y sentido al juego relacional de tres instancias básicas y constitutivas”.
- Instancia institucional en sí ( objeto del análisis) Refiere al espacio institucional, algunos autores hablan de dimensión institucional. Se trata de una entidad diferenciable, con límites estructurales (ejemplo: salud, educación) que posee una identidad e intercambios con el afuera , decide sobre los individuos que la integran, recibe mandatos y demandas, genera planes y programas, edifica una estructura organizativa,favorece u obstaculiza procesos de cambios, genera mecanismos y modos de regulación de
conflictos y se respalda en un aparato jurídico – normativo (para percibir con claridad lo expresado sugerimos pensar por ejemplo en una escuela o en una Delegación de PAMI). Produce una cultura institucional, es decir una manera de pensar y sentir que orienta la conducta de los individuos hacia los fines y metas institucionales. Instancia del sujeto y su hacer:
Refiere a los individuos y a los grupos que aparecen en cada institución y donde éstas se materializan acomodándose o resistiéndose pasiva o activamente constituyendo las organizaciones y a la vez constituyéndose como sujeto social.
Incluye la trama de relaciones y de vínculos donde los sujeto a través de sus prácticas cotidianas toman parte en las organizaciones.
Prácticas y conductas de los sujetos que generan, reproducen y transforman las organizaciones. Las prácticas cotidianas no están separadas de lo institucional, al contrario,percibimos lo institucional como lo que estructura y organiza el hacer.
En relación con la organización el sujeto muchas veces se siente atrapado entre la necesidad de pertenecer, esto es vital para su proyecto personal y su inserción social y laboral, y el deseo de irse.
En las condiciones actuales, el costo es el malestar y el conflicto o la marginación. Es necesario intentar trascender una posición pesimista y lograr generar nuevos sentidos y proyectos en nuestras prácticas.

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