domingo, 27 de abril de 2014

Jóvenes y adultos, con dificultad para dialogar

En el Salón Auditorio de la Fundación OSDE, se realizó el jueves 24 de abril a las 19, la conferencia «Las relaciones intergeneracionales: Nuevos estilos de comunicación y el disfrute de los vínculos», a cargo de la Lic. Josefina Semillán Dartiguelongue. 




Para la filósofa, el uso de pantallas cambió la relación de tiempo y espacio. Cuando un mayor de cuarenta y pico empieza un diálogo con un joven diciendo que se referirá a «un tema difícil, pero que será importante para sus vidas...», lo más probable es que su interlocutor ya se haya «desconectado» mentalmente de esa situación. Esto pasa a los padres con sus hijos.
Un «formateo mental» absolutamente distinto en relación con el tiempo y el espacio entre los nacidos antes de que la TV ocupara el centro de los hogares y los que crecieron «en situación de pantalla» sería una de las causas de los actuales problemas de comunicación entre jóvenes y adultos. Los primeros, los «alfabetizados», están «configurados» para conocer y comprender a partir de «un proceso cognitivo que consiste en una suma de elementos simples para armar un todo complejo» según un desplazamiento gráfico de izquierda a derecha y una dinámica temporal de un «antes» y un «después». Los crecidos con celulares, computadoras, iPad, iPhone, tabletas y juegos varios «perciben, a partir de la observación de pantallas, un todo compuesto de múltiples elementos como íconos, signos, señales, números, colores, música e iridiscencia. La percepción de la temporalidad, para ellos, no es sucesiva sino simultánea, y su relación con el espacio es primariamente entendida como relación virtual. ¿Cómo hablar entonces a un joven? «Hoy la introducción es la pasión que se expresa en el cuerpo, el énfasis, el entusiasmo, el brillo en la mirada. Metodológicamente, la introducción se puede aprender; la pasión se la vive».
Josefina Semillán Dartiguelongue, plantea sobre todo a los adultos hablar con sinceridad, desde la convicción, y si es el caso, admitir ante su hijo: «Mirá, intento caminos, pero no puedo comunicarme con vos. Dame pista». La experta señala lo importante de «ir al punto», buscar «el impacto nodal» y dejar que el silencio permita la resonancia de la palabra. Las investigaciones constatan, afirmó, que «a la era de la supercontactación le corresponde una enfermedad universal: la soledad en compañía. Con contactos, familia y abrumadores compromisos, pero en ninguno de esos lugares se encuentra un «tú» que permita al otro constituirse como un «yo» y construir desde ahí un «nosotros».
La «desconexión» del adolescente en una situación puede ser provocada, indicó, por el adulto. «Las nuevas generaciones no internalizan la reiteración: no se hacen socios de nuestro fracaso o aburrimiento. Cuando el tono de la voz y el estilo comunicacional demuestran fatiga, resignación y hartazgo, no hay invitación para el asombro», sostuvo. Y agregó: «El asombro no viene sólo de la comprensión intelectual de lo dicho, sino del tono comunicacional, de la pasión, del ímpetu, de la sugerencia, de la gama de los intersticios del silencio que dan un énfasis distinto a la conjugaciones de palabras.
Para finalizar, la Licenciada destacó el proyecto de la Fundación OSDE, de «ofrecer un espacio a la comunidad para mejorar la salud; no sólo desde lo físico, sino también desde la literatura, el arte y la filosofía; para lograr una mejor calidad de vida».
Josefina Semillán Dartiguelongue es Filósofa con especialidad en Antropología Filosófica y Filosofía Social; Profesora de Posgrado en el área de Pediatría de la Facultad de Medicina (UBA) y en el Posgrado de Ética y Gerenciamiento de la Salud de la Universidad Favaloro; Investigadora y capacitadora docente en la Argentina y en universidades del exterior; Expositora en numerosos congresos nacionales e internacionales en temas filosófico-antropológicos, en salud, educación y ética. Autora de varios libros sobre estas temáticas. 

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